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Escuela laica y más...

educación

Un buen argumentario sobre la clase de religión

 

Lo podemos encontrar en:

http://www.revistadefilosofia.com/8MORENO.pdf.

Ricardo Moreno Castillo es un profesor de matemáticas de secundaria que escribió el “Panfleto Antipedagógico” que, aparte de lo desafortunado del título, es un escrito que merece la pena leer con detalle.

Le hicieron una entrevista en “revistadefilosofia.com” sobre uno de los temas que trata su libro, el de la asignatura de religión y creo que da un punto de vista lúcido y brillante. A continuación dos perlas para que os inviten a picar en el enlace:

 

…Si el Estado sigue financiando a las religiones, a la postre esos profesores los estaríamos pagando todos. Pero supongamos que las que las iglesias se pudiesen mantener por sí mismas. Entonces la presencia de profesores de una u otra religión dependería de lo saneadas económicamente que estuvieran las correspondientes iglesias, lo cual sería un agravio comparativo amparado por el Estado. Y además, en esa competencia, la Iglesia Católica estaría pronto en inferioridad frente a la musulmana, que podría tener sus profesores de religión dentro de los institutos pagados por jeques árabes. Estoy seguro, segurísimo, que cuando el Islam sea un competidor importante para los católicos, los obispos sufrirán un ataque de amnesia (¡han tenido tantos a lo largo de la historia!) y reivindicarán el carácter estrictamente privado de la enseñanza de la religión…

 

…Ni la ética ni la historia de las religiones pueden ser alternativas a la religión. La primera, porque la ética es la reflexión racional de cómo podemos vivir mejor con nosotros mismos y con los demás, y no hay razón para excluir a los creyentes de esa reflexión, con el pretexto de que mientras los demás reflexionan ellos están ocupados recibiendo el adoctrinamiento en una fe. En cuanto a la historia de las religiones, por razones que apunté más arriba, es algo que todo el mundo debe saber, es una materia, a mi juicio, tan importante como las matemáticas, y a nadie se le ocurriría proponer las matemáticas como alternativa a la religión….

Julián

La CEAPA ve la mano de la Iglesia detrás de la nueva asignatura

A. M. Y. – Madrid

La asignatura laica de Religión, que el Ministerio de Educación ha incluido en el proyecto de enseñanzas mínimas para la ESO como alternativa a la católica o de otros credos, provocó ayer reacciones contrarias de los padres, profesores y dentro del propio PSOE. Esta nueva e inesperada opción, denominada historia y cultura de las religiones, será debatida el martes en el Consejo General de Educación con todas las comunidades autónomas.

Lola Abelló, presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), entidad laica de centros públicos, aseguró que "se ve la mano de la Iglesia" detrás de la nueva propuesta. "Regular dos asignaturas optativas de Religión es la fórmula que perseguían en el anterior Gobierno del PP los que querían Religión para todos. Nos sentimos defraudados", denunció Abelló. La presidenta de CEAPA recordó que aunque aceptan los acuerdos con el Vaticano, exigen una aplicación mínima y rechazan la creación de una asignatura alternativa, que no les ha sido consultada y que denunciarán cuando sea estudiada en el Consejo Escolar.

LIBERTAD DE CONCIENCIA

Para la Plataforma por una Sociedad Laica, que agrupa a casi 50 organizaciones sociales, la libertad de conciencia estaría en peligro ante una nueva asignatura de Religión que, además, es evaluable. "Es inaceptable, porque estamos en el ámbito de las elecciones voluntarias y libres, cuya legitimidad corresponde a la libertad de conciencia del individuo", rebatió Victorino Mayoral, directivo de la plataforma y diputado del PSOE. La plataforma subrayó que la nueva asignatura llega al sistema educativo porque existe la materia de Religión católica y no porque al legislador le interese que los alumnos conozcan los distintos credos.

El portavoz del sindicato de profesores STES, Augusto Serrano, tachó la iniciativa una "grave irresponsabilidad", que va contra la propuesta del Consejo Escolar del Estado y contra lo dictaminado por el Tribunal Supremo, que prohibió una asignatura alternativa a la Religión. "Nuestro desacuerdo es total. Interpondremos un recurso", anunció Serrano. Sólo Luis Carbonel, presidente de la CONCAPA, que agrupa a los de centros católicos concertados, consideró la alternativa "un paso adelante del Ministerio de Educación".

El Periódico de Cataluña, 2-11-06

CEAPA denuncia presiones de los obispos para imponer una alternativa a la clase de religión

En su revista de mayo-junio, la Confederacion Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) incluye un artículo en el que explica que, a causa de las reuniones que periodicamente mantienen el Ministerio de Educación y la Conferencia Episcopal, máximo órgano ejecutivo de la Iglesia Católica en España, los obispos están presionando al Gobierno para establecer una asignatura de religión bis para aquellos alumnos y alumnas no matriculados en religión.

Leer artículo completo en:

http://www.ceapa.es/files/notasprensa/File00109.pdf

 

Reflexiones de ANDALUCÍA LAICA acerca de la religión en la escuela

En http://www.laicismo.org/p_documento.php?id=578

Las aportaciones de ANDALUCÍA LAICA al documento de la Consejería de Educación “Propuesta para el debate de una Ley de Educación para Andalucía” recogen de manera clara y detallada su opinión acerca de cómo debe garantizar dicha Consejería que la escuela pública sea laica.

 

EL CONCORDATO Y LA LEY DEL EMBUDO

Por Julián

Un editorial de El Periódico de Aragón (12/06/2006) titulaba "Aquí nada ´concuerda´ " refiriéndose al "Concordato", cocinado en la dictadura y firmado por el Vaticano y el Estado Español en los albores de nuestra democracia.

Este Concordato preconstitucional se alza como un muro de piedra infranqueable cuando se trata de mejorar la enseñanza pública erradicando de una vez y para siempre la asignatura de religión. Dicen los sectarios versados en leyes que este Concordato es intocable, que es una referencia legal de superior rango a cualquiera otra planteable. Que lo que diga este tratado internacional "va a misa". Para mi que este tratado nació inconstitucional y cada vez se evidencia más.

Pero bueno, los laicistas nos creemos que las leyes son para cumplirlas mientras se lucha por cambiarlas y mejorarlas. Nos aguantamos con el Concordato y a pagarles a los confesionales sus clases de religión mientras nuestros hijos se aburren haciendo nada por que no pueden avanzar en su currículo. Hacer eso sería trampa.

Hoy me entero de que los que hacen trampa son ellos. Surge un litigio entre comunidades católicas con el que nos lleva aburriendo la prensa desde hace meses. Un conjunto de piezas de arte sacro, que su valor avergüenza a cualquier ONG que de verdad trabaja con pobres, son las responsables del debate. Pues bueno está claro que el propietario de los bienes es la entidad transnacional “Iglesia Católica”. Sus jerarquías han dejado claro que desean dejarlos de la frontera catalana pa’ca, pero resulta que los curas y demás gentes catalanas prefieren, no son tontos, que sigan de la frontera pa’lla. Dará lo mismo porque los millones que valen esas piezas seguirán sirviendo para la ostentación eclesial y para nada financiarán ningún proyecto más o menos social.

Según dice la prensa, ese famoso Concordato tiene la clave para la solución. Tan fácil como cumplirlo y los bienes llegarían a su ubicación geográfica aragonesa. Pero ahora parece que no es tan urgente cumplirlo para unos y para otros, tan solo es interesante para los de aquí y, como siembre nos toca la parte estrecha del embudo.

A mi se me ocurre una solución más imaginativa. Que los vendan. La Iglesia Católica manifiesta insistentemente no tener suficiente financiación. Aun sin pagar IVA y otros impuestos siempre hacían corto con lo que el Estado recaudaba en el IRPF para ellos y, gobiernos de derechas e izquierdas, rellenaban su hucha a espaldas de los españoles para pagar sus facturas. Pega poco con los votos de pobreza, con la austeridad emblemática del clero, contar con semejantes patrimonios. Vendan las joyas de la familia y pongan a circular su dinero verán como medran económicamente.

De hecho, volviendo al dichoso “Concordato”, había unos plazos para cumplir para una financiación autónoma a base de aportaciones de los fieles y supongo que alguna que otra tómbola o cambalache financiero tipo Gescartera. Pues bueno, la parte ancha del embudo manda que el Concordato se incumpla con flexibilidad. Se eterniza la espera para que los católicos se paguen sus propias creencias.

La parte estrecha nos vuelve a tocar a los laicistas. Aquí si que se cumple el Concordato hasta la letra pequeña. Asignatura de religión hasta en la sopa. Nos invitan a pagar a escote sus profesores de religión elegidos por el “ordinario del lugar” que tienen el carácter de claustrales con la misma voz y voto que los que pasaron una oposición. Pueden representar a los otros profesores en el consejo escolar. Pueden conformar e incluso dirigir un equipo de ciclo que propondrá el desarrollo del currículo escolar a la comisión educativa del centro o a su director. Aunque en ese ciclo estudie mi hijo para el que mi conciencia tiene reservada una educación aconfesional.

La escuela pública tendrá cada mes 20 horas más de clase… “pero solo en Cataluña”

Por Julián

 

Para septiembre del 2006, cuando empiece el próximo curso escolar, la Conselleria d'Educació de la Generalitat Catalana proyecta que los alumnos de las escuelas públicas de primaria catalanas amplíen su horario de cinco a seis horas diarias, equiparándolo así al de las escuelas privadas. Los presupuestos de la Generalitat ya incluyen las partidas para contratar a los 2.000 maestros necesarios para ampliar el horario sin modificar la jornada laboral, y para empezar a financiar esa sexta hora en las concertadas….

 

Esto se podía leer en la página web de www.fapar.org. Parece ser que es viable la idea de la sexta hora cuando la administración tiene voluntad de invertir dinero en educación

 

 

La escuela de un Estado aconfesional

Por Begoña

 

Vivimos en un estado aconfesional. Eso dice la Constitución española. Eso significa que vivimos en un estado en el que se garantiza el derecho a profesar la religión que cada cual considere y el derecho a no tener ninguna religión. 

Hasta aquí todo correcto. Coherente con el respeto a la diversidad de credo y pensamiento en una sociedad moderna, desarrollada, democrática y plural. Coherente también con el derecho de padres y madres a educar a sus hijos e hijas bajo los preceptos de la religión que practican, si es el caso, o en la ausencia de creencias religiosas si ese es su caso. 

Claro que en el caso de estos niños y niñas ya no están tan claros sus derechos. Están obligados por ley a ir a la escuela desde los tres años, para desarrollar competencias, destrezas y habilidades que les permitan convivir e integrarse adecuadamente en la sociedad en la que viven. Esto responde, coherentemente, a su derecho a recibir una educación integral y al deber del Estado de proporcionársela.  

Sin embargo, en un exceso por parte de la administración del Estado en el ejercicio de sus deberes, estos niños y niñas se ven obligados a elegir desde los tres años entre aprender una doctrina religiosa o asistir a una asignatura que tan sólo se plantea como alternativa a esa doctrina. 

En una sociedad plural y multicultural como la actual, la Administración del Estado se está esmerando en intentar que la oferta de clases de religión no sea discriminatoria entre creyentes (no así respecto a quienes no lo son) y responda a casi todo tipo de religiones. Claro que en la realidad, este ofrecimiento se basa en una única obligación contraída cuando España era un estado confesional católico y falto de derechos y libertades. Una obligación que después de tres décadas de democracia todavía no se han atrevido a eliminar.  

Y mientras tanto, en las escuelas el alumnado se clasifica en función de las creencias de sus familias. Dos horas a la semana, en el horario lectivo, se parte la clase, como mínimo, en dos. A veces tienen suerte y los dos grupos tienen un número parecido, por lo que para las criaturas no supone un sufrimiento este reparto. En otros casos la situación es más peliaguda y son un número minoritario quienes salen del aula para cursar “alternativa”. Es difícil que comprendan por qué son marginados de su aula, señalados como diferentes sin sentirlo, obligados a pasar ese tiempo dibujando, leyendo o estudiando, y requiere un gran esfuerzo de sus padres explicarles la razón y que la acepten como un hecho natural sin consecuencias. 

Claro que es un hecho que siempre tiene consecuencias. La llamada alternativa de la religión es una asignatura sin contenidos posibles, que requiere grandes dosis de imaginación en el profesorado que la imparte y la asunción de un cierto riesgo para soslayar la ley. Porque resulta que en esta llamada asignatura no se pueden incluir contenidos reales. No pueden dar nada que sea curricular y, ¿qué no lo es hoy en día? Si la escuela tiene como objetivo promover el desarrollo integral de su alumnado, todo lo que lo favorezca es curricular. ¿Qué les queda, pues, a los sufridores de la alternativa? O tienen suerte y sus profes se la juegan, haciendo actividades para el desarrollo de la inteligencia emocional por ejemplo, o pueden cruzarse de brazos ¡dos horas a la semana! 

Y todo esto ocurre porque, se supone, se están respetando los derechos de todos. ¿De quienes? Fundamentalmente de aquellos católicos que consideran su religión como la garante de la moralidad y los valores sociales, sus valores, que consideran universales. Desde esa consideración se creen en el derecho de que a sus hijos los adoctrine la escuela. Quizás porque es más cómodo que llevarles por la tarde o los fines de semana a la parroquia. Y desde esa consideración son incapaces de entender que hay otras personas, creyentes o no, que ven más coherente mantener la formación religiosa –o su ausencia- en el ámbito privado de su casa o en el del centro al que acuden para orar. Que respetan los derechos de todo el mundo sin intentar que prevalezca el suyo por encima. Que comprenden que no pueden discriminar a un grupo de niños y niñas en su propia escuela por el hecho de que sus padres y madres no quieran que reciban adoctrinamiento cristiano en el aula.  

Claro que mientras la Administración del Estado no se atreva a asumir su responsabilidad y siga bajo el poder de la iglesia católica en este campo, poco o nada podremos hacer. Sólo elevar nuestra voz cargada de razones, con la esperanza de que cada vez sean más las voces serenas, razonables y respetuosas las que pidan que España ejerza de lo que presume en su Constitución, de Estado aconfesional que promueve la libertad de todas las creencias en igualdad.  Y eso sólo será posible el día que sus escuelas sean aconfesionales, respetando todas las creencias en igualdad. 

Ese día no habrá clases de ninguna religión ni alternativa en el horario lectivo de nuestras escuelas. Quizás haya alguna en horario extraescolar, como una actividad más ofrecida en los colegios públicos, haciendo uso de unos espacios que son de todos, pero en un horario voluntario compatible con clases de yoga, fútbol o rock and roll. ¿Llegará ese día? ¿O viviremos una vulneración de derechos “hasta la eternidad”?

 

De una hora menos a la hora sexta

Por Julián

Disculpen, pero yo protesto. Va a acabar el curso y me doy cuenta que les han robado a mis hijos una hora de docencia cada semana. No es cierto que reciban 25 horas de clase a la semana. Eso es mentira y nos engañan, hay solo 24 que incluyen los recreos (2,5 horas). Los que ejercen su supuesto derecho de recibir doctrina religiosa, gratuita pagada entre todos, creyentes y no creyentes, pueden pensar que reciben las 25 horas que la ley dispone. A los que el sistema educativo discrimina por razones de conciencia con toda seguridad les hurta casi un 5 % de educación. Y no estoy dispuesto a renunciar a él para mis hijos, por que mis hijos lo necesitan y a mi no me van a perdonar ni el 1 % de los impuestos.

La respuesta no está en una clase alternativa sobre valores universales. La solidaridad, el amor, la igualdad, ... Muy bonito pero basta de engañar diciendo que eso forma parte así del currículo escolar. La educación en valores es imprescindible pero impartida transversalmente, como la propia ley plantea. Y además para todo el alumnado del centro, no solo para los “raros” que sus padres les evitan el ir a religión. Por no ser católico no se hace necesario un plus de valores para que los niños sean buenos. Resulta casi insultante. Los valores que se imparten en el sistema educativo son suficientes y son los correctos y, en todo caso, entrarán en contradicción con los valores de determinadas religiones. Ni en el catolicismo ni en el islamismo son iguales en derechos hombres y mujeres. La religión en demasiados ocasiones esta reñida con la ciencia, cada religión tiene su propia versión de la creación a la que no renuncian aún cuando los restos fósiles indican que sus postulados son imposibles. Según la religión católica los dinosaurios existieron antes de que dios creara el mundo. Los anticonceptivos y la planificación familiar que el estado promociona con costosas campañas pagadas por todos, las contrarresta con la asignatura de religión que también es pagada por todos. Las asignaturas de religión y sus valores entran en contradicción con los valores que se imparten transversalmente en el sistema educativo.

Con esto último me atrevo a decir que ni siquiera los que optan por religión reciben las 25 horas de docencia. La asignatura de religión es en mucho casos contraformación.

Estamos en la cola de Europa en cuanto a calidad de enseñanza y nos permitimos el lujo de renunciar a una parte del tiempo docente, es de locos. Supongo que los factores estratégicos, las corrientes pedagógicas, si la educación está planteada para acceder al mercado laboral o se apuesta por las asignaturas más instrumentales. Todo esto condiciona la calidad de la enseñanza, como conjugar esos aspectos cualitativos es discutible. Lo que es incontestable es que ampliar el horario lectivo contribuirá a mejorar los resultados académicos. En el sistema educativo el “como” es importante pero el “cuanto” es básico. La mejor metodología puede fracasas si carece de recursos. Dotemos a nuestra escuela pública de infraestructura, equipamiento, profesores y tiempo para que se produzca el ejercicio de la educación.

En irrenunciable la sexta hora diaria. No solo que las 25 horas lectivas lo sean de verdad. La primera inversión del Estado en educación debería pasar por ampliar tiempo y por lo tanto profesorado.

Raul P.Oeta

Por Julián

Raul Pablo tenía 2 años y faltaba poco para su cumpleaños, ya sabía lo que se iba a pedir. Quería una cartera por que ya iba a empezar el colegio. Raul manejaba un poco justo el lenguaje porque era muy pequeño, era el menor de la clase que hoy iba a comenzar, era su primer día de colegio.


Su mama le hizo una foto con el babi y la cartera y salieron de casa para el cole.
Lo peor fue dejar a su mama en la puerta y entrar el aquella casa extraña, pero enseguida se encontró en una aula bien iluminada, muy bonita y con un montón de niños como él. Vino un señor, el maestro, se sentaron al rededor de él, "en asamblea" y dijeron sus nombres. Era muy divertido aunque era el primer día y tenía un poco de miedo.


Tras pasar un rato con juegos y canciones entraron dos señoras en el aula que saludaron al maestro, este se despidió de los niños hasta luego y, de repente, la señora más mayor me llamó por mi nombre y mi apellido. Todos los niños se volvieron hacia mi. Yo no quería contestar, tenía miedo. La señora mayor se acercó y me dijo que la tenía que acompañar, que mis compañeros iban a recibir clase de religión. A mis dos años yo no sabía que era eso de religión por lo que esa explicación me desconcertó aún más. Por el pasillo me llevaba de la mano y yo no sabía donde. Entonces me explico que mis papas habían decidido que yo no recibiera clase de religión católica y que iba a pasar una hora en su despacho. Eso sería así una vez a la semana durante todo el curso.


La señora era la directora del centro, compartiría su despacho particular durante la clase de religión, no podía dedicar un maestro para un único niño al que sus padres le evitaban la clase de religión, posiblemente por capricho.

De todas formas, todas estas explicaciones eran inimaginables para él. Solo percibía que por que sus padres lo habían dicho iba a pasar un buen rato solo y aburrido. La señora le había dado unas pinturas y un papel pero no tenía ganas de dibujar, seguía teniendo un poco de miedo. Entonces la señora recibió una llamada y tuvo que salir. Dijo que no se moviera del despacho.


Cuando quedó solo fue cuando comenzó de verdad el miedo, descubrió que esa señora tenía colgado de la pared de ese cuarto un muñeco. Era un señor que estaba retorcido de dolor y lleno de sangre, fue su primera imagen de la tortura. Estaba lleno de heridas y para sujetarlo a unos palos, le habían roto las manos y los pies con unos clavos. Se puse a llorar y a gritar y al poco regreso la señora con otros señores. No podía parar de llorar. Preguntaron por que se había puesto así y solo pudo señalar con el dedo aquel muñeco de la pared. Entonces la señora le dijo que a "El" lo habían puesto así por todos nosotros. Entonces fue cuando salió corriendo del despacho llamando a sus padres a gritos.


Después de aquello les reprocharon a sus padres que su hijo no supiera lo que era un crucifijo y dijeron que la directora del centro podía tener en su despacho los objetos personales que quisiera.

"el derecho de unos no puede suponer una obligación para otros"

Eva Almunia, abril de 2005

 

Esto decía la secretaria de Educación del PSOE durante la presentación de lo que iba a ser la nueva Ley de Educación Secundaria Obligatoria, para acabar proponiendo que la religión no tuviera asignatura alternativa.

La entonces ministra María Jesús San Segundo afirmó que esta asignatura sería “evaluable, pero no computable”
"Los padres que quieren que sus hijos estudien religión ya tienen ese derecho garantizado, pero ahora hay que garantizar el de aquellos que no eligen esta opción".

LA ASIGNATURA ALTERNATIVA A LA DE RELIGIÓN

Por Julián

El titulo que antecede es la mejor y probablemente la única definición posible del concepto del que deseo hablar, y eso que es evidente que no define nada. Al contrario que otras asignaturas, esta, en su denominación no hace mención a su contenido.


Curiosamente todo el mundo debería saber que contiene, ya que normalmente, cuando un padre de un niño de tres años va a matricularlo en un centro público, si no manifiesta otra cosa es la asignatura que recibiría antes que la de cualquier religión. A nadie se le puede preguntar que opción religiosa quiere para sus hijos y si no solicita nada determinado su opción es la mencionada “asignatura alternativa a la religión”.


Claro que lo que ocurre no es esto, normalmente, aunque el formulario oficial evite preguntar directamente por una opción religiosa, el día de la matricula el padre se ve interpelado por numerosas cuestiones prácticas sobre si lo apunta a religión (católica claro) o a alternativa.


Hay muchas maneras de relacionarse con la religión, todas forman parte de la intimidad de las personas pero ese día, si aun no eran conocidas, saltan al ámbito público aunque hubieras intentado vivir tus creencias privadamente. Seguro que a muchas personas esto no les supone ningún problema, pero existe seguro un grupo de personas que esto no les hace ninguna gracia ya que tenían entendido que en este país no había que manifestar las opciones religiosas o de conciencia.


Frente a esta pregunta hay tres posturas, dos claras y una difusa. Estarán los que optan por religión, conocen la asignatura y la consideran lo mejor para su hijo. También estarán los que actúan por reacción y también lo tienen claro. Esto es, mi religión no es de las de obligatoria oferta por el sistema educativo o yo no tengo ninguna religión. Estos dos grupos en principio no tienen problema el día de la matrícula.


Pero hay padres que el día de la matricula tienen dudas. Puede haber muy variadas fuentes de duda, por ejemplo, provienen de una comunidad religiosa y, aunque ellos vayan a los servicios religiosos por inercia y costumbre, no quieren esta actitud acomodaticia para sus hijos, o les parece mal a lo mejor que ya a los tres años les inculquen una moral que no es exactamente la suya o que les hablen de dogmas y de temas espirituales que es demasiado pronto para que puedan entenderlos con un mínimo espíritu crítico, o cualquiera tiene derecho para dudar con sus propias razones. Dudan con la opción religiosa y entonces se plantean la otra opción,” la alternativa”.


Y ¿qué es la “alternativa”? pues quien suscribe este escrito aún no lo sabe muy bien respecto de sus contenidos. Si que tengo una idea sobre el origen de su existencia. Antes, cuando la asignatura de religión era de obligatorio estudio no había “alternativa”. Cuando asignatura de religión se volvió voluntaria para los estudiantes, se inventó la asignatura alternativa a la de religión. Hemos empezado a alcanzar la naturaleza de esta asignatura. Es cualquier cosa que hagan los estudiantes que no cursan religión mientras se imparte esta para los que si han optado por ella. Lógicamente en el contexto de un centro de enseñanza ese “ ... cualquier cosa que hagan los estudiantes ... “ se refiere al ámbito académico. Pero cabe resaltar que la creación de esta asignatura no responde a una necesidad específica para la formación de nuestros hijos, no es ningún complemento curricular, no complementa ninguna carencia educativa que tengan los estudiantes que por si mismos o por sus padres no han optado por estudiar alguna religión de las de oferta obligatoria. Al diferenciarse por algo tan particular del resto de asignaturas me atrevo a calificarla como una anomalía. Todas las asignaturas contribuyen a formar integralmente a ciudadanos, cada una es un componente equilibrado de los conocimientos que ayudarán a crecer a nuestros hijos y cada una tiene una duración proporcional a su importancia y dificultad, todas menos una. La “alternativa” tiene un espacio en el calendario escolar igual que la necesidad de formación religiosa que tienen los que optaron por la versión confesional del sistema educativo.


El derecho que tienen los estudiantes a que les den una formación religiosa en el sistema educativo público hace que otros estudiantes se vean forzados a sufrir esta anomalía.
Esta situación es anómala no solo por que se salga de lo normal sino que también lo es por su carácter perjudicial para los estudiantes. Es perjudicial por que durante el desarrollo de esta clase están condenados a no poder avanzar en sus estudios, en contraste con ser esta la razón principal por la que se encuentran en un centro de enseñanza.


Volviendo al punto anterior en el que un padre se encontraba con dudas en el momento de la matriculación. Recordamos que se estaba planteando la posibilidad de optar por "la alternativa", es difícil que su elección sea "la anomalía" de la que poco conoce y lo que conoce es negativo.


Este estado de la cuestión me hace pensar que en realidad una parte de los padres que optan por la educación confesional, no desean que adoctrinen a sus hijos. Más bien es que carecen de alternativa.