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Escuela laica y más...

principios

Deciamos ayer ...



Somos un grupo de personas, mayoritariamente padres y madres de alumnos de escuelas públicas, que hemos decidido organizarnos para demandar un modelo laico y aconfesional de enseñanza pública y crear un colectivo que sirva de apoyo y referencia para los padres y niños que no estudian religión en la Escuela Pública.
El Colectivo tiene un carácter independiente de cualquier organización, asociación, sindicato, confesión religiosa o grupo político, y se sostiene económicamente con las aportaciones de sus socios.

LO QUE DENUNCIAMOS DE LA ACTUAL SITUACIÓN

1. No aceptamos tener que declarar públicamente datos sobre la opción religiosa de la familia cuando accedemos a un centro educativo público, dónde se nos pregunta si optamos por religión o no.
Nos ampara nuestra Constitución, cuando en el punto 2 del Artículo 16 dice: "Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias".

2. No aceptamos la actual segregación de los alumnos en función de las creencias de sus padres. Este apartheid se produce desde los 3 años de edad, durante una hora lectiva o dos a la semana (según centros) en la etapa de Educación Infantil (3-5 años), y dos veces a la semana, durante una hora cada vez, en Primaria (6-12 años) y en Secundaria (12 - 16 años).
La separación de los niños desde una edad tan temprana hace que, antes de que tengan uso de razón, los de la opción minoritaria (casi siempre los que no cursan religión) se sientan los "raros", al igual que sus familias en el pueblo o barrio.
La presión motivada por la segregación es tan fuerte que nos encontramos con muchos padres que no están dispuestos a soportarla y envían a sus hijos a la opción de religión a pesar de no ser religiosos.

3. No aceptamos la desigualdad en el currículum escolar, en el que figura si un alumno ha cursado religión o no. Aunque la nota no cuente para pedir becas o en la media de selectividad, este dato marca ideológicamente y puede provocar desigualdades de trato a la hora de acceder a otros centros de formación, a universidades privadas o a un puesto de trabajo.

4. No queremos que nuestros hijos vivan una situación de aparcamiento durante 2 horas a la semana, en las que, según una sentencia del Tribunal Supremo, no pueden recibir conocimientos que afecten al resto de las materias lectivas para evitar que tengan ventajas sobre los niños que cursan religión; lo cual, en la práctica, está significando que no hacen nada, porque todo está relacionado, de una u otra manera, con alguna materia. En la mayoría de las clases que conocemos, los niños pierden esas horas que sus compañeros dedican a la formación religiosa.
Y, mientras tanto, la escuela pública no está ofreciendo a nuestros hijos una formación integral, descuidando la formación en valores humanistas y cívicos, tan necesarios para afrontar una sociedad tan compleja y tan cambiante como la que les va a tocar vivir.

5. No queremos que nuestros hijos reciban presiones ideológicas de ningún tipo en las escuelas públicas de un estado democrático y aconfesional. Y estamos soportando presiones de todo tipo:
Presiones ambientales con la preparación de fiestas religiosas en los colegios.
Presiones de algunos profesores de los centros que, por diversos motivos, intentan conseguir que todos los niños asistan a la clase de religión.
Presiones de los profesores de religión que, pese a estar propuestos arbitrariamente por la jerarquía eclesiástica, cada vez se les permite un mayor protagonismo en la vida de los centros (se les delega la preparación del día de la paz, de la solidaridad... etc., como si sólo desde esa opción ideológica se pudiese ser pacifista o solidario...) y realizar funciones para las que no han sido contratados.
Las presiones pueden ser de lo más discretas y sutiles, pero están siendo muy eficaces porque el número de personas que se declaran no religiosas no para de aumentar en nuestro país y, sin embargo, los niños que no van a religión en las escuelas públicas son cada vez menos.

QUÉ QUEREMOS CONSEGUIR:

1. Queremos una escuela sin dogmas y sin verdades únicas y excluyentes. Las creencias pertenecen al ámbito de lo privado y es en él donde las familias, en colaboración con las iglesias, tienen que asegurar la formación religiosa de sus hijos. Para conseguirlo, la enseñanza de la religión tiene que desaparecer el sistema educativo público.

2. Queremos una escuela que forme a sus alumnos en valores humanistas universales, en la pluralidad, en el respeto a los derechos humanos y en los valores constitucionales y democráticos.
Consideramos necesaria la impartición de una educación en valores efectiva para las etapas de Primaria y Secundaria, obligatoria para todos los alumnos e impartida por los profesores de la red pública de enseñanza.
Sólo así conseguiremos una escuela pluralista que fomente un ambiente de respeto hacia todos, en un momento en el que nuestra sociedad avanza hacia un modelo multicultural.



COLECTIVO ESCUELA LAICA

 

 

y con esto, hace tres años, un grupo de padres pretendíamos defendernos de la agresión moral e intelectual que supone la asignatura de religión en la educación de los niños y adolescentes.